viernes, 12 de junio de 2020

RUGIÉNDOTE

Me cuesta enormemente
dejar de pensar en ti.

Dejar de imaginar como tu mano
se posa en mi nuca
y con la simple orden del gesto
me llevas hambriento a tu boca.

Dejar de imaginar tu cuerpo desbordado
rodeando mi brevedad
la mirada penetrando,
igual que tú en mí.

Me cuesta tanto pausar
el cabalgar del pensamiento...
el deseo gritándome,
exigiéndome la entrega.

Me cuesta dominar mis manos
que bajo las ordenes tuyas,
tuyas en mi imaginación...
me borran todas las fronteras.

Y da igual que todo suceda
en el terreno de la mente,
porque... ¿qué es la realidad?

En la ensoñación de mi anhelo de ti
el placer es real,
el gemido,
el éxtasi,
el temblor de la carne,
el suspiro con el que disfrazo tu nombre.

Y no hay más verdad,
ni más presente,
que la de mi selva rugiéndote.