viernes, 17 de octubre de 2008

Dejaré de quererte

Dejaré de quererte, bueno no dejaré de quererte del todo pero si dejaré de quererte con urgencia, con prioridad. Aprenderé a quererte de forma lejana, con cierta nostalgia, a quererte livianamente como a un amigo de hace tiempo, como a un recuerdo querido.

Dejaré de quererte con locura y con hambre, te querré suave, despreocupadamente, con la ligereza que da lo que “no te va la vida en ello”. Dejaré de quererte desde el pecho y empezaré a hacerlo desde el cerebro, más sabiendo que sintiendo. Te querré de forma tranquila por quien has sido para mí, por quien eres, la persona que eres. Te querré enteramente, desde tu infancia a tu futuro incierto y seguiré tu huella allí donde vayas, pero será la curiosidad y no la sed la que me hará recorrer el camino, el “te deseo un futuro bueno”, uno pleno y sabio, pero en el deseo ya no estoy incluida, en la postal ya no salgo a tu lado y aunque ahora me rompa esa certeza aprenderé a reconstruirme, a unir mis pedazos con el pegamento de la vida y aprenderé… aprenderé... a no quererte tanto.

viernes, 10 de octubre de 2008

Ascendiendo...

Ascendiendo. Nubes por zapatos, agua-vapor entre los dedos de mis pies. Flotando. Volando. Sintiéndome viva, merecedora, querida. Naciendo de nuevo, esperando tranquila.

Muchas gracias a la vida, a las personas que me quieren… y a mi misma.

PD: El otro día viví el mejor cumpleaños de mi vida, casi no faltaba nadie de la gente a quien quiero (pocos, que no pudieron venir por razones contundentes). Me sentí feliz y lo necesitaba. Gracias.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Sobre la destreza...

En realidad solo se trata de ser diestro, no el que escribe con la derecha, sino diestro de destreza. Tener destreza en las relaciones humanas, a la hora de hacer tu trabajo, en las artes amatorias… 

Ser diestro con la palabra y con el gesto, que tu nómina actúe con destreza frente a esas dos o tres facturas ineludibles (por no decir 8 o 9) Que la destreza no te abandone cuando tengas que salir corriendo, o cuando tengas que decidir donde vivir, qué comer, a quien amar, cuando decir ‘basta’… 

Ser diestro nada tiene que ver con el toreo (¡puaj! ¡puaj!) pero para ser feliz si que tienes que saber torearte a la vida.

¡Señoras y señores! ¡Damas y caballeros! ¡Personas al fin y al cabo! ¡Ante ustedes…! (suenan tambores) ¡La diestra y atribulada Meri! (…aplausos…)