En realidad solo se trata de ser diestro, no el que escribe con la derecha, sino diestro de destreza. Tener destreza en las relaciones humanas, a la hora de hacer tu trabajo, en las artes amatorias…
Ser diestro con la palabra y con el gesto, que tu nómina actúe con destreza frente a esas dos o tres facturas ineludibles (por no decir 8 o 9) Que la destreza no te abandone cuando tengas que salir corriendo, o cuando tengas que decidir donde vivir, qué comer, a quien amar, cuando decir ‘basta’…
Ser diestro nada tiene que ver con el toreo (¡puaj! ¡puaj!) pero para ser feliz si que tienes que saber torearte a la vida.
¡Señoras y señores! ¡Damas y caballeros! ¡Personas al fin y al cabo! ¡Ante ustedes…! (suenan tambores) ¡La diestra y atribulada Meri! (…aplausos…)
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